La ciudad de Cotuí en los últimos
años ha visto un gran aumento en el número de habitantes, y esto lo podemos
corroborar si miramos los datos que arrojan los censos realizados en el país en
distintas fechas históricas. Dichos resultados podemos encontrarlos si
materializamos una lectura a la obra de Francisco A. Rincón, donde declara que
para el 1920 nuestra ciudad contaba con alrededor de 1,036 habitantes, una
cantidad desdeñable en comparación a la cantidad arrojada en el IX Censo
Nacional de Población y Vivienda 2010 de 49,930 habitantes (también podemos
consultar directamente la página de la ONE (https://www.one.gob.do/#).
A medida que las poblaciones crecen también lo hacen las demandas de alimentos,
de suelo, de recursos naturales, de minerales, combustibles fósiles, de empleo,
y de manera casi proporcional también la necesidad del desarrollo de las zonas
rurales y urbanas.
Cuando crece la población se
incrementa así mismo la necesidad de transporte, ya sea para ir a nuestros
centros de estudios, a nuestros empleos o simplemente para trasladarnos a
visitar a alguien. Con este desarrollo es igual de importante habilitar los
espacios para que los ciudadanos puedan hacer estos desplazamientos de la mejor
manera posible y es aquí en donde el ordenamiento vial inicia su protagonismo.
Si salimos a dar un paseo en Cotuí,
es imposible ignorar este crecimiento poblacional en las calles, cada vez hay
más vehículos en la zona y hasta se han incrementado los centros que ofrecen servicios
de venta y alquiler de vehículos, algo que a la nueva gestión de la Alcaldía de
Cotuí no le ha pasado desapercibido y ha
decidido aportar su granito de arena. Todos sabemos que recientemente fue
lanzado de manera oficial el plan de reordenamiento vial por parte del
ayuntamiento, específicamente el 14 de agosto (se pueden consultar las imagenes en la cuenta de IG del ayuntamiento: @alcaldiacotui). Durante la preparación vimos
como diferentes brigadas de hombres estaban tiradas en la calle haciendo las
señalizaciones correspondientes, colocando letreros y unos que otros semáforos
en los lugares más críticos. Este reordenamiento fue algo ambicioso y trajo
consigo la re asignación de direcciones en las vías, lo cual provocó disgusto
en una parte importante de la población, en especial en los más adultos que
“toda su vida habían visto que esa calle subía”, en el mismo sentir acarreó
confusión en los conductores los primeros días a pesar de que los cambios
fueron avisados con anticipación y fueron hechos públicos los planos con las
nuevas rutas. En particular este proyecto me emocionó bastante, porque
considero que el ordenamiento vial de un pueblo dice mucho del orden en los
demás niveles del mismo, además, trae consigo muchos beneficios, entre los
cuales se pueden destacar:
-
Reducción de problemas de salud por el estrés que
conlleva conducir un vehículo en vías desorganizadas lo cual se traduce
directamente en una mejora de la calidad de vida de los habitantes. (Yo en
particular solo conduzco si es obligao’, porque le tengo terror a las calles de
aquí).
-
Menos contaminación sónica.
-
Educación vial para la población.
-
Reducción de accidentes de tránsito.
-
Entre otros.
Se manejó la información de que los
primeros días de puesta en marcha del proyecto servirían para educar a la
población, (algo que a sinceridad yo no pude ver con mis propios ojos y si se
hizo no me enteré), pero de mi parte me atrevo a alegar que este tiempo también
serviría para el mismo cabildo identificar posibles debilidades en el mismo, y
parcialmente fue así (ej.: aún hay calles que tienen dos letreros de ‘una vía’
en direcciones opuestas), ya que a los pocos días de iniciado el proyecto
pudimos ver a las mismas brigadas haciendo correcciones en la señalización de ciertas
calles, especialmente en la línea discontinua que por su color te indican si es
de doble vía o no (línea blanca nos indica que es de una vía y línea amarilla
que es de doble vía) y en los letreros.
Más allá de embellecer las calles
con la señalización oso a decir que el reordenamiento ha sido un fracaso, así
como usted lo lee, un fracaso total y rotundo, ya que a este proyecto se le ha
dado un seguimiento nulo una vez implementado. En sus inicios pudimos ver
algunas personas dirigiendo a los conductores por las nuevas rutas e incluso
policías municipales dando soporte en calles donde hay escuelas, pero ahora
apenas vemos uno que otro día a los policías que se paran por la escuela Juan
Sánchez Ramírez. De las calles cuya dirección fue cambiada, las únicas que con
dificultad se respetan son la Calle Mella y la María Trinidad Sánchez, porque todavía nos encontramos con personas sin
pudor que se nos tiran arriba a los que sí queremos respetar las señalizaciones
en vía contraria y pena de la vida que les digas algo, porque los ofendidos son
ellos y tú el que está en falta. A mi entender el ayuntamiento juega un papel
importante en la educación vial de los ciudadanos, ya sea con la ayuda de otras
instituciones como INTRANT (si es que funciona eso) o con magia y oraciones,
pero lo cierto es que necesitamos que esta situación sea mejorada porque de lo
contrario en balde se ha trabajado hasta ahora.
No me voy a hacer de la vista gorda
y querer culpar simplemente al “sistema”, puesto que hay un papel muy
importante en este asunto, quizás el más crucial, y es el que jugamos los conductores,
los peatones, el pueblo en general. Es imposible cambiar un conjunto de
personas cuando no empezamos a hacer el cambio en nosotros, cuando aun sabiendo
que estás en vía contraria sigues por ahí porque “solo es un pedacito que me
voy a robar”, cuando al ver que el semáforo está cambiando a rojo es que le
damos hasta el fondo a ese acelerador o si tenemos que esperar para cruzar pero
no viene nadie nos metemos como quiera… así no, no se puede. ¿Para eso es que
exigimos a las autoridades? ¿Para que cuando finalmente ellos hacen algo por
nuestro bien mirar hacia el otro lado y no apoyar? Así no hay becerro que
llegue a buey. Por nuestra inconciencia, irrespeto y falta de prudencia ya hay
personas que se han visto afectadas, entre las más comunes que al pararte a
respetar un semáforo rojo el que viene detrás de ti de atropelle porque tenía
la intención de no detenerse.
Para resolver esta problemática y
avanzar como pueblo, no solo las autoridades municipales tienen la
responsabilidad, sino toda la sociedad, que mientras no respetemos las normas
básicas que nos facilitan la vida común, seguiremos medicando esas enfermedades
que tanto quisiéramos curar. Cotuí somos todos, sin importar que partido lidere
la alcaldía.